lunes, 30 de agosto de 2010

Conduce veloz, tal como es ella. Acompaña la curva con la cabeza, canturrea la canción que está escuchando en ese momento. Quién sabe cuál es. Me parece otra vez alegre. Como siempre. Tal como la había dejado. Contenta de su sonrisa, de la vida que lleva, de los sueños que persigue, de los límites que no conoce. Libre. Libre de todo eso que no le interesa e incluso más aún. Y entonces me alejo así, viéndola asombrada, mientras sonríe. Y soy feliz. Como hace mucho tiempo que no lo era... Culpable sólo de esa inscripción, inmensa, que ocupa toda la fachada de su casa. Espléndida, directa, hermosa. Y ahora ya no tengo dudas. No tengo remordimientos, ya no tengo sombras, no tengo pecado, no tengo pasado. Sólo tengo unas ganas enormes de volver a empezar, y de ser feliz. Contigo Gin, estoy seguro. Si, es así. ¿Ves?, hasta lo he escrito: « Tengo ganas de ti.»

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