martes, 19 de julio de 2011


E inesperadamente me atrae hacia sí. Y me da un beso que me envuelve, que casi me rapta, me aspira, me succiona… Bueno, no sé cómo explicarme… Todavía no tengo tanta práctica. Pero, en fin, que se apodera de mí y me deja sin aliento, sin fuerzas y sin pensamientos. Y os juro que la cabeza comienza a darme vueltas, y entonces abro los ojos y veo las estrellas. Y por un instante veo pasar una luz por encima y me gustaría decir ahí está, mi estrella fugaz, y querría expresar mil deseos pese a que al final solo tengo uno: él. Ha llegado el momento y no tengo necesidad de pedir nada, mi deseo ya se ha cumplido. Soy feliz. Feliz. ¡Soy feliz! Y me encantaría poder gritárselo a todo el mundo. Pero, en cambio, permanezco en silencio y sigo besándolo. Y me pierdo en ese beso.

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